Su mirada se asomaba por el borde de la ventana. Sus sueños volaban libres, una noche más se acercaba y el se aprestaba a enfrentarla. Tomó su lanza, trepó altos árboles, luchó contra dragones y llegó allí, a su reino, de donde nadie podía sacarlo excepto esa maldita chicharra y la dulce voz de su mamá. Nunca entendería a aquellas personas que apuradas corrían y corrían sin parar. Los helados, los caramelos, la televisión...¿es que aquello era crecer?
Los ángeles lo saludaban, sus héroes le sonreían y alentaban, su mundo florecía y decaía a su placer. El tiempo y el espacio no existían, todo sucedía en su reino, ese fabuloso reino.
La chicharra suena, la voz de su mama ya está ausente, es hora de empezar otro nuevo día.
yo aun no pierdo mis sueños, afortunadamente este refugio de fantasía aun me visita de noche, claro que ahora me doy cuenta de cuando sueño y puedo dirigir la dirección de los mismos, pero siguen siendo tan hermosos y reconfortantes como siempre ^^
ResponderEliminarLo bueno es cuando uno puede soñar despierto y dejar que las fantasías e ilusiones nos mantengan vivos.
ResponderEliminarA veces miro a mis hijos, su frescura al mirar al mundo y deseo con todo mi corazón que la mantengan toda su vida !!! La vida es hermosa, nosotros nos encargamos de hacerla mas difícil.
ResponderEliminar