martes, 15 de febrero de 2011

Un clásico Choripán en la costanera

Era el mediodía, tenía un hambre que parecían dos y decidí salir a tomar aire y buscar algo para comer….. No se si por inercia o demencia transitoria, terminé en la costanera sur haciendo un casting de carritos buscando EL CHORI. Por dentro escuchaba una voz que trataba de frenarme pero la sola imagen de ese gustoso y grasoso chori en mis manos destruía cualquier intento de auto-supervivencia. Después de todo, junto con el Paty de cancha, la parrilla rutera y un pancho completo en la estación, es la cosa mas gloriosa que mis papilas gustativas pudieron probar.
Dejándome guiar por ese humito mágico, fui caminando entre los potenciales proveedores tratando de encontrar al ideal. La presencia de taxis y camiones en la vereda discriminaba a los improvisados de los ¨verdaderos¨ titanes del sabor. Me acerque a uno y enseguida escuché el ¨Chori Maestro?¨, palabras que retumbaron dentro de mi cabeza por unos segundos, mientras miraba el chimi casero que lucía orgulloso al costado del carrito, cubierto de un montón de moscas que hacían clavados en la viscosa pileta. Solo moví la cabeza afirmativamente y el gladiador de las achuras le hizo el clásico corte mariposa y lo puso sobre la parrilla
Minutos después estaba sentado en la vereda disfrutando del primer Chori (obviamente con uno me quedaba rengo) y una coca helada pensando: Que mas le puedo pedir a la vida?. Solo me perturbaron un poco los gritos de los agentes de bromatología que trataban de clausurar el ¨negocio¨ y en vano fue pedirles que antes de cerrar me hicieran uno para el camino.

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